Un inicio constante

Un inicio constante

Hay muchas cosas que aún no sé, por ejemplo cómo saldrá este blog, muchas cosas que quisiera saber y otras que no valoro saber. Cuando pienso en lo que me imaginaba al iniciar mi carrera en nutrición me doy cuenta que he recorrido un largo camino, un camino de muchísimo aprendizaje pero, como es recurrente en el ser humano, deseo haberlo aprovechado mejor. Deseo haberle “sacado más el jugo” a cursos que veía como un trámite o inclusive sencillos; porque al final del día la realidad es que cada uno de nosotros decide qué grado de dificultad le pone a cada experiencia. Y es que es fácil, es tentador y hasta agradable optar por el camino fácil, el camino “rápido”, el camino que la mayoría de las personas escoge.


Al salir de la universidad, como es común escuchar, me di cuenta que aún me faltaba muchísimo más por aprender pero al mismo tiempo, muchísimo que desaprender. Y es que así es la vida, de aprender y desaprender para luego aprender algo nuevo, es un constante cambio que nos obliga a adaptarnos, a crecer, a soltar y a seguir evolucionando. Este constante cambio parece desagradable de primera entrada, es doloroso, es difícil, es incierto y es el camino largo. Pero al final del día sí que nos termina agradando, sí que terminamos agradeciendo por las transformaciones, por los momentos menos cómodos y por lo que hemos logrado.


¿Qué se le viene a la cabeza en este momento? ¿Qué transformación ha tenido o está tendiendo que le resuena con esto? O de repente piense, ¿en qué área de su vida el universo le está diciendo que cambie, que se adapte, que desaprenda y suelte para aprender algo nuevo y transformador? Puede ser que en ninguno, y eso está bien.


Si pensamos por un momento en nuestra alimentación, en definitiva puede ser uno de esos grandes aspectos de la vida en la que todos hemos ido evolucionando, queramos o no. Hemos evolucionado en qué comemos, cómo comemos, cuánto comemos, dónde comemos y con quién comemos, desde que éramos bebés hasta el día de hoy. De repente tal vez nos damos cuenta que en algún momento escogimos el camino rápido, o que alguien nos lo impuso, y eso está bien, no se juzgue por eso. Inclusive tal vez ni siquiera nos percatamos de este cambio hasta que nos detenemos a reflexionar por un momento.


Así que qué tal si nos detenemos un momento a hacer esta reflexión…

- ¿Cómo ha cambiado su alimentación con el paso de los años?

- ¿Qué y quienes han influenciado su manera de alimentarse?

- ¿Cómo era la dinámica de alimentación durante su infancia en su familia? ¿Cómo ha cambiado?

- ¿Ha escogido algún camino rápido? (dietas restrictivas)

- ¿Qué beneficios le han traído los cambios en su alimentación? ¿Qué perjuicios?

- ¿Qué le gustaría que fuera diferente?


El objetivo de esta reflexión es que se dé cuenta que aprender, desaprender y aprender algo nuevo es posible, que para cambiar y evolucionar tal vez el camino más fácil y rápido no siempre nos lleva adonde queríamos, pero siempre nos deja algún mensaje. Y hoy le digo que sí es posible desaprender y soltar creencias alrededor de la comida, comportamientos de restricción, pensamientos de culpa, miedo a ciertos alimentos y reglas impuestas. Es posible re-aprender a escuchar y honrar las señales de su cuerpo, a recuperar el placer a la hora de comer y su propia autonomía alimentaria. De verdad que es posible, pero sólo si nos decidimos darnos la oportunidad de tomar el camino largo y acompañarnos en el camino.


Y antes de terminar por favor recuerde que aún yo no lo sé todo, así como usted tampoco lo sabe todo, y que en realidad nunca lo sabremos todo, esa es parte de la belleza de vivir. Pero al aceptar esta limitante y reconocer todo lo que sí sabemos, identificar aquello que sí nos aporta a cómo queremos vivir nuestra vida y darnos el permiso de soltar todo aquello que nos resta más de lo que nos aporta, abriremos el espacio a nuevos aprendizajes, daremos los primeros pasos hacia una transformación, hacia un cambio y una nueva manera de vivir.


Un abrazo,

Fran