¿Qué tanto te identificas con esto?:
Un comedor intuitivo siente la misma libertad y paz de comerse una torta chilena en el desayuno o el fin de semana.
¿Por qué nos pasa esto?
¿Por qué tantos nos identificamos con esta afirmación y preferimos regalar la torta chilena o comérnosla de un solo para no tener la en frente?
¡Porque no nos damos permiso incondicional y constantemente estamos tratando de controlar y restringir cuánto comemos!
Tal vez te preguntés ¿pero no se supone que uno tiene que controlar cuánto uno come?
El control excesivo desata descontrol, veamos a un niño cuando intentamos controlar que se quede quieto. Cuando controlamos demasiado o restringimos algún alimento nuestro cerebro interpreta como que hay una escasez de ese alimento, haciéndonos comérnoslo TODO cuando lo tengamos cerca, lo más rápido posible. Y lo más triste de todo, ni siquiera disfrutándolo.
¿Entonces qué hacemos?
Primero reconocer que el control no nos ha servido de nada más que sentirnos descontrolados. Desde ahí proponernos trabajar en recuperar la confianza en nosotros y nuestro cuerpo para alimentarnos, reaprendiendo a comunicarnos con nuestro cuerpo para poder darnos permiso de consumir lo que deseamos y así honrar nuestras necesidades.
Cuando nos damos permiso sin reglas, sin restricciones, sin prohibiciones eventualmente llegamos a un punto de habituación que es básicamente lo que nos pasa cuando queremos algo, lo compramos y luego la emoción que sentíamos por eso se disipa.
Si seguimos controlando nunca vamos a llegar a habituarnos y seguiremos en el mismo círculo vicioso.
Un comedor intuitivo siente la misma libertad y paz de comerse una torta chilena en el desayuno o el fin de semana.
Fs podes lograr eso!
Fran