¿Por qué nos desconectamos de nuestro cuerpo?

¿Por qué nos desconectamos de nuestro cuerpo?

¿En qué momento dejamos de vivir?

¿Cuál fue el día en que sin darnos cuenta dejamos de jugar, de experimentar, de reírnos hasta que nos doliera la panza, de permitirnos disfrutar el momento y vivirlo al máximo?

¿Qué sucedió en el camino que nos olvidamos de regalarnos placer y de cuidar de nosotros mismos?


Si me preguntan a mí, no tengo la más mínima idea, pero sí que puedo decirles que he notado la diferencia. He notado la diferencia en la manera en que me cuestiono (y no siempre de una manera que me ayude a crecer), noto la diferencia en mi confianza, en cómo a veces busco respuestas afuera, en cómo de repente intento controlar mi risa o decir un chiste, en cómo priorizo otras cosas o personas antes que a mí misma, en cómo por momentos pareciera que me olvidé de qué me gusta hacer, de qué me produce placer… en definitiva que he notado la diferencia en cómo a veces vivo mi vida. ¿Le pasa algo parecido?


Y ¿por qué? ¿Por qué será que nos desconectamos de esta manera de nosotros mismos?, ¿qué nos lleva ahí? Cada uno de nosotros, con nuestra propia historia de vida, podrá encontrar muchísimas razones, sin embargo creo que todos compartimos una similar y es la sociedad en la que vivimos y que juntos hemos creado.

Una sociedad que premia y elogia al “más exitoso”, “más adinerado”, “más inteligente”, con el cuerpo “más perfecto”, “mejor padre/madre”, etc., porque ese es el que “es más feliz y vive la mejor vida”…

Y entonces claro, claro que vamos a vivir más pendientes de lo externo, más necesitados de la aprobación de otros, más sumergidos en la comparación, más enfocados en obtener todo eso que “hay que tener para ser feliz” y con ello más desconectados de nuestra esencia y valores, de quién realmente somos.


Pensando en esto entonces no pareciera casualidad que andemos por la vida sintiéndonos algo vacíos, sintiendo que de repente algo nos falta y persiguiendo ciertas metas que al conquistarlas no nos traen la recompensa que esperábamos, no nos traen la solución a eso que etiquetamos como “nuestros problemas”.


Y tal vez ahorita se pregunte, ¿qué tiene que ver todo esto con una persona que trabaja como nutricionista? Pues todo. Piénselo por un momento, ¿cómo se siente usted cuando come algo que le encanta y ojalá con buena compañía?, ¿cómo influye en su día comer algo que le hace sentir culpable?, ¿cómo cambia su estado de ánimo cuando ve el número que dice la bendita balanza?, ¿cómo se siente usted cuando se permite comer libremente y sin estresarse?


En mi recorrido profesional con muchísima frecuencia he escuchado a pacientes que en su primera cita me dicen “es que si yo bajo de peso ya voy a ser feliz, voy a ponerme la ropa que quiero, voy a sentirme bien conmigo mism@, voy a estar saludable y en paz”. Y yo les pregunto ¿qué l@ detiene HOY para hacer todas esas cosas y sentirse de esa manera? ¿Quién le garantizó que obtendría todas esas cosas si bajara de peso?


Luego de varios “no sé” yo misma les digo que quien les contó ese cuento fue una sociedad influenciada por una gran cantidad de industrias que se benefician de esa persecución insaciable de lo que ellos mismos definen como “felicidad”, “salud” y “éxito”.


Sin embargo la realidad es que esto no es exclusivo de la nutrición ni del área de salud, esto sucede en todos los ámbitos que nos podemos imaginar.

Piénselo por un momento… ese trabajo que nos venden que si logramos tener entonces seremos exitosos, ese carro que si no lo tenemos nos estamos quedando atrás, esa ropa que si no la tenemos no estamos a la moda, inclusive esa bebida que si la tomamos nos trae felicidad.

Y esto no significa que entonces a usted no le gusta esa bebida o no le genere placer, puede ser que sí, pero ¿qué pasa si se lo cuestiona y descubre que aprendió a que le gustara o que el mismo sistema le “instaló en su cerebro” lo que significaba placer y felicidad, y al cuestionárselo se da cuenta que no concuerda con lo que a usted le hace feliz?


Así que hoy quiero invitarle a que:

✓ Pare por un momento

✓ Reflexione en cómo está viviendo su vida

✓ Cuestione sus metas para saber qué las motiva, de dónde vienen y qué espera obtener al cumplirlas

✓ Pregúntese quién es usted, qué le gusta hacer

✓ Qué le saca una sonrisa desde lo más profundo de su corazón

✓ Qué le hace suspirar, qué le llena su tanque de amor

✓ Y sobretodo, cómo quiere vivir su vida.


Propóngase a partir de este instante día a día regalarse ese momento de gozo y placer propio, propóngase regar su matita llamada vida todos los días y empezar a comer, moverse, reír, llorar, hablar y VIVIR más conectado con usted mism@ y con cómo realmente quiere vivir.


Ahora sí, cuénteme… ¿cómo se va a empezar a conectar con usted mism@ a partir de hoy?


Un abrazo,

Fran